Estoy harta de las palabras que aman
de las que escribe el corazón herido
de las que fluyen como brisa que transforma el alma
de las que hablan de amores y de almas partidas
Son bellas y cálidas,
como el sol del mediodía en invierno,
pero carecen de la fuerza del viento
de la rabia del mar, de la mutabilidad de la luna.
No dura siempre el amor de cupido
salta por la ventana cuando la carne se agota
cuando los días se suceden iguales
cuando los besos se cubren de metal salado
Pero el amor por la vida es inextinguible
se pliega, se oscurece, muta y se revela
duele y place a partes iguales
y alza el vuelo rabioso y salvaje
Ese es el amor que yo canto
no el que arrastra un cupido desdeñoso
sino el que te hace mirar a los ojos de un desconocido
y llamarle hermano.