Hoy cumples un año más, mamá.
Lo festejas en el cielo.
Junto a Dios.
No estás en esta tierra.
El Señor te ha venido a buscar.
Te ha llevado a su morada.
Has de estar rodeada de ángeles.
En las noches, miro las estrellas.
Y siempre en alguna de ellas
te encuentro.
Madre, ser que me has dado la vida...
A veces, quisiera ser un niño,
y cobijar entre tus brazos.
Como cuando en mi niñez lo hacía.
Los días y los años pasan.
Pero en todo hombre
queda el recuerdo eterno
de quien la vida nos ha dado.
Siento latir mi corazón,
feliz, al recordar
todos los momentos compartidos.
Mi mente vuelve a aquellos
lejanos años, que perduran
por siempre en mí.
Recordado pasado...
donde junto a mi padre
me enseñabas a amar.
A ser bondadoso y buen amigo.
A no tener rencor.
A trabajar día a día
para dar sustento a mi familia.
Para hacer felices a mis hermanos...
los que tú pariste.
De los cinco que éramos
solamente quedamos dos.
Mi hermana y yo.
Recordando tiempos pasados.
Queriendo que vuelvan
a nuestras vidas.
Sí, existen en ella...
porque no se puede
ir en contra de los sentimientos
de amor, que tú y papá
nos han inculcado.
Tantas cosas tendría por decir...
madre del alma.
Ser de mi existencia...
Voy a despedirme.
Seguirás viviendo en mí, eternamente.
Marta te envía un beso.
¡FELICES CIENTO ONCE AÑOS,
MADRE MÍA!
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Hugo Emilio Ocanto
18/02/2017