Barro y cañas
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Son grandes y punzantes los cuchillos
que tratan de clavarse en mis entrañas,
cautivos en espesas telarañas
los besos se tornaron amarillos.
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No queda ya cariño en los bolsillos
y el alma se llenó de barro y cañas,
los sueños se cansaron de patrañas
y muestran enojados sus colmillos.
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Los días aparecen repelentes,
las noches son aún mucho peor,
son frías además de irreverentes.
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La pena me golpea sin pudor
con furia en los rincones mas calientes,
y deja solo intacto el desamor.