“Las caricias de los sueños que son prodigio y encanto
adolecen de un defecto: no tiene tacto”
MARIO BENEDETTI
¡El altísimo placer de la escritura
nos obsequia los placeres más sublimes,
pero así como nos da, no nos exime
de cobrarnos las pretéritas facturas!
Nos regala sueños nuevos anhelantes
de quimeras que, improbables, se extravían
y que luego con el verso desafían
a ese sueño y la ilusión agonizantes.
Porque…
Volver a la parcela abandonada
de noche y con preguntas enmohecidas,
entrar por donde no supones vida
y ver la soledad iluminada.
Tratar de recordar cuál es la entrada
al punto en el que se oyen los recuerdos
y ver semienterrado aquel acuerdo
que vuelve esa visita afortunada.
Seguir con paso firme hasta ese espacio
que vio pasar mis versos peregrinos,
que hicieron mil sonetos coralinos,
y fueron de esa historia un gran prefacio.
Llegar hasta el palacio emocionado
aquel en el que todo ya está en ruinas,
aquel que merodearon las inquinas,
las mismas que en silencio he perdonado.
Voltear hacia el poniente de la historia
y ver que hay una flor que sigue intacta,
que nadie la comprende por abstracta,
que sólo yo la guardo en mi memoria.
Dejar que de esa flor salga el murmullo
de enorme y dulce aprecio equidistante,
despacio hacerlo mío por un instante,
y al fin darlo a la flor con un arrullo.
Volver a ser poeta autodidacta,
abrir de par en par nuestras ventanas
saber que hay versos nuevos y un mañana
y siempre habrá esa flor que sigue intacta.
Y es entonces que de nuevo…
…el altísimo placer de la escritura
se convierte en una vela de esperanza
que ilumina las añejas añoranzas
y del himno del amor es partitura.
Derechos Reservados de Autor ® Rafael Rendón Contreras SafeCreative.org
Código de registro: 1702190770785 Fecha de registro: 19-feb-2017 1:06 UTC