No odio como te alejaste,
no odio tu olvido.
No odio las palabras hirientes,
los mensajes olvidados.
Odio saber exactamente qué
reconocer como viste lo peor de mi
y esperaste en vano un cambio.
Odio que no pude eliminar
lo que odio de mi,
odié descubrir mis limitaciones
en tu mirada triste.
Odio como un pantano
se ha quedado soportando
el intenso calor
y no se ha secado.