A esta hora, cuando todo está dormido
y no hay pasos deambulando
por las calles simples de Lautaro
te ofrezco el silencio de la noche,
cargado de recuerdos.
Te ofrendo mi propio silencio
mientras me inunda tu ausencia,
te brindo mis lágrimas,
tan puras, tan claras como manantial fluyendo,
mi propio dolor y mi amor intenso
engendrando en secreto el dulce néctar de tus besos.
Todo, todo, todo lo te lo entrego,
ahora cuando todo está en silencio
Y te dedico mis sueños
porque es lo único que tengo.