Conocí esta noche a un gentil caballero,
que con su sonrisa me conquistó,
me invitó un café, hacía mucho frío,
y con mucho agrado, yo acepté.
Sentados a la mesa de un bar coqueto,
de esos que tenia el Buenos Aires de ayer,
un humito dulce, mi cuerpo helado,
que de a sorbitos empecé a beber.
El pidió vino, de ese especial,
que en aquel lugar solían tener,
me dijo despacio, pegado a mi cara,
es elixir de dioses, ya lo vas a ver.
Ya en su casa, trajo una botella,
la puso en la mesa y me empezó a besar,
mi corazón saltaba con mucha alegría...
Diosito santo... por fin me va a tocar.!!!
Acarició mi cuello, tieso de frío,
que de a poco se empezó a entibiar,
clavó sus colmillos en mis azules venas,
y dejó mi cuerpo, casi a desmayar.
Entonces me trajo una copa llena,
de ese vino tinto tan especial,
lo bebí de un trago, yo muy sumisa,
me sentí fuerte, comencé a bailar.
Salimos a la calle, entrada la noche,
y en cuellos ajenos encontrábamos sabor,
ahí me di cuenta, que el muy tunante,
en un vampiro me convirtió!!!!.
Ahora duermo de día, salgo de noche,
a algunos giles puedo engatuzar,
mi ciudad querida, linda Buenos Aires,
de vampiros fieros, se va a llenar.!!!