Santiago Miranda

El sagrado hogar del fuego

 

Hogar, mundano templo entramado
a las costillas del concreto capital
rodeo cientos de vidas sin preguntar siquiera
hasta cruzar tu umbral materno y celestial
hogar, dulce tormenta torrencial
de miel carnal y leche

 

Un manojo abierto de llaves y recuerdos
una dirección inscrita a fuego lento
en la ceguera de la noche una y otra vez
vuelvo a ti hogar ensueño y te cargo

 

Dentro de mi, tú y tus fantasmas
en este vientre nuevo hundo mi cabeza
frágil de cristales y promesas
enmarañada de sueños rasgo el núbil velo
esta casa, es eterna, pero sin habitante
no hubo ni casa ni familia de sangre

 

Aquí yazgo por las noches
te escucho, háblame de tu futuro, nuestro
duelo, este mundo es un paraje
habitado por fantasmas, en un destello
de abrires y cerrares de ojos solares

 

Tu núcleo urbano, late
ensimismado tras la puerta
me encierro en claustro eterno
de silencio y alimento salgo
a tus pasillos de comunión y pensamiento

 

Aquí no hay fuego pero hay luz
que se cuela por las ventanas, esperanza
derramando el proverbial mañana al bañar
de tu calor providencial los sueños

 

En este hogar no hay fuego sagrado
sino amor ser cuidado, debe ser
                                              amor;
seremos ceniza ¿sin jamás
haber antes ardido?