Como nubes de cobalto,
Como torrente de cristales,
Como un millón de mariposas,
Como perlas de Jacinto,
Como cien mil voluntades perdidas,
Como cientos de horas azules,
Como todos los amores repetidos,
Como aire que entra y sale sin más,
Como todas las preguntas sin respuesta,
Como una tempestad sin calma,
Como el tañer de una campana solitaria en el negro túnel de una vida rota,
Como el aleteo acariciador de un murciélago,
Como las estatuas que se quedaron en el cielo,
Como los frisos caídos de sus capiteles,
Como chalupas que se tragan sus aguas,
Como los tiempos de todas las muertes,
Como las ánimas que juegan al escondite en los cementerios,
Como los gritos que bajan por las laderas,
Como una orquesta de chispas de fogón,
Como un juego de luciérnagas sobre el cenagal,
Como una plática entre robles a nuestras espaldas,
Como la rebelión de los personajes contra su autor,
Como la traición que nunca existió,
Como la boda que no se cumplió,
Como un racimo de colores en busca de su calidoscopio.
Como un baile de orugas sin rumbo, o unas olas de metal, así estáis dentro de mi pecho, sin más futuro que mi propio ser.