Néstor L. Bohórquez F.
28/06/2011
Recuerdo tu mirada aquella tarde gris,
Tarde nublada, que hacía sombríos tus labios carmesí,
Tus lágrimas, mis lágrimas rodaban por nuestras mejillas
Era aquella tarde triste, melancólica y fría
Parecía no querer acabarse, no morir, como nosotros moríamos
Nuestros corazones latían aceleradamente, dolorosamente,
Nuestros labios temblaban en aquel último beso,
Nuestros cuerpos, parecían fundidos en una sola pieza,
No había palabras, sólo lágrimas y tristeza.
Muy dentro de mis entrañas sentía que moriría,
Ella entrañablemente bella, llena de amor y de bondad.
Partía esa noche, moríamos esa noche
El pacto de amor se rompía, a un convento la enviarían.
Recuerdo tu mirada aquella linda mañana cundo tocaste a mi puerta
Recuerdo tu sonrisa y tu figura esbelta
Recuerdo tus labios siempre besan con ardorosa pasión
Varios años habían pasado, pensé me habrías olvidado
Pero no, estabas ahí, sin hábitos, sin refajos religiosos,
Habías dejado el convento para buscarme a mi
Habías dejados a tus padres que te sometían
Para cumplir el pacto de amor que hiciéramos un día.