Haberte conocido
es realmente un regalo
que la vida me ha otorgado.
Siendo un hombre de fe,
seguro he estado
desde adolescente
que llegaría a conocerte.
Creo... y hasta lo aseguraría,
que desde muy niño
intuía que tú aparecerías
para hacer más feliz
mi existencia.
Un presentimiento
que se ha cumplido.
Uno más en mi vida.
Haberte conocido
ha sido un peldaño más
para alcanzar la felicidad
que todo ser necesita.
He vivido momentos
de acumuladas angustias
y zozobras.
He rezado mucho
al ir a descansar
después de tantas
horas de trabajo.
Te he buscado con
ansiedad y esperanza.
Esperanza de que
mi corazón latiese
al mismo ritmo
que el tuyo.
Latidos de ambos
corazones enamorados.
Han existido tristezas
en nosotros.
Pero las mías, al conocerte,
desaparecieron.
Las tuyas, al conocerme,
sucedió lo mismo.
Ambos hemos elegido
la misma estrella,
para sentarnos en ella,
y vivir este gran amor.
Ruego a Dios
que nunca nos separemos.
Vivimos el instante,
sin pensar en lo que vendrá.
Hemos pactado aceptar lo que fuere.
Forjamos nuestro destino.
Sin pensar en un final...
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Hugo Emilio Ocanto
20/02/2017