Qué fácil es perderse en tus pupilas
cuando nadie lo prohíbe,
cuando no estás esquiva.
Qué fácil no decepcionarlas, mira,
manteniendo mi mirar
lejos, a la deriva.
Mas qué difícil es elegir entre
mirar o no mirarlas,
perder o no perderse
en tus negras candentes, pensativas.
Mi corazón se empeña en ir rápido,
de negras a corcheas,
semifusas de latir,
tus ojos lejanos lo han incitado
a correr más que nunca,
evitando a tus negras,
aguantándome sin ti.