Nadie sabrá nunca cómo es el mundo de los vivos.
Entre todos los infiernos el viaje a mi interior es el primero.
Vivo con la obsesión de los árboles que buscan su luz.
El que mira a través de tus ojos no es un ladrón
sino el que robó tus ojos.
Habito roces,
aviones que parten o no,
lucesrelámpagos en mitad de una cueva
antes de convertirse en rito.
\"La mitad de mi corazón es tuyo\", dijiste.
O de las sirenas terrestres, digo,
o de los diablos.
Aparece, dime de una vez.
Cerraré los ojos para dejar de soñarme:
un hombre colgado de las cuerdas más infames,
por sus renunciamientos.
Si corres por la senda no mires hacia atrás:
la estatua de sal,
la pared de sal,
te esperan.
Guillermo Capece
Direc. Nac. del Derecho de autor