Hoy le toca el turno de agradecerle a quien fluye tan vital por el cósmo de nuestro habitat corporal.
Desde los tiempos de la inconciencia....te ví
como cosa que existe sin sentido.
Atrapada por paredes frágiles
que frenan tu loco correr de débil mariposa.
Con pavor contemplaba tu color de furia desatada
por las esquinas del dolor.
Un miedo inhóspito me hincaba el horror que despertabas
en mi mente de niño madrugado.
Y con un sueño de niño malcriado
quise sumergirme en tu verdad.
Sé que recibes con la inocencia del cordero
al verdugo infame.
Y lo anidas en tu terreno fértil
con el cariño de una mañana fresca.
De muerte se viste tu fluir de río sosegado
por los causes desolados de la frágil materia,
en tu lucha desleal con el que invade tu morada.
A veces siento el sonido inútil de tu queda callada.
Tu pena se habita en mi cerebro, pariendo un
por qué?...por las venas del alma.
Un vacío solitario me responde
la irónica verdad de los destinos,
engendrado en tu estirpe de rey y soberano
sobre el ser y no ser de las desdichas.
No te culpo de extravío cruel que la mente anida,
y desgarra sin piedad sobre tus hombros.
Ni el camino de sombras que mis huellas pisan
para que sufras el repudio de los tontos.
Eres en mí la estrella que me alumbras,
diseñada en el espacio selecto de los dioses.
Mi esperanza descansa con toda su ternura
en el fluir inmenso de tus soles.