I
Es un café pequeño, en la esquina de una capital pequeña, de un país muy pequeño, hay una pareja de chicas sentadas una frente a otra, se ven amorosamente y se ríen de manera discreta, al otro lado en una mesa pequeña está él, mueve los pies compulsivamente y juega con el removedor de su café para reducir la ansiedad, la espera hace 7 minutos y siente que han pasado 7 horas, las chicas se besan y él las odia por eso, porque todo entre ellas va bien.
Al fin llega, él le corre la silla y ella con la cabeza hace un gesto de que no es necesaria la atención, es rápido lo que viene a hacer, lo ve un instante y baja la cabeza,
- Se terminó, ya no te quiero más-
Así, ¿sólo eso? , ¡Así de fácil!
- Si así, sólo eso que te parece así de fácil.
Dio la vuelta y se fue, él ve a las chicas en la otra mesa y su felicidad parece ahora un cuadro lejano en alguna galería que él apenas logra divisar, queda sólo y de repente el pequeño café parece un orbe infinito de miseria.
II
Comienza a llover, es viernes, se verán en la próxima cuadra para ir por algo de tomar, ella llega antes y lo espera bajo el zaguán de un viejo comercio, está recostada a la pared leyendo algo en su teléfono, él la ve desde lejos y camina más a prisa, pero conforme se acerca su abrigo parece una invitación contra el frío, su imagen despistada contra la pared es sólo una advertencia del destino, aquella escena es la imagen perfecta de una locura, así que se detiene a unos veinte pasos de ella y la mira estupefacto, ella levanta la cabeza pues el cerebro te avisa cuando alguien te ve, saluda con la mano y sonríe, él siente que está en un campo de guerra y ella dispara a quemarropa contra él, hace un gesto de vacilación ¿sucede algo?, seguido guarda su teléfono, es en ese descuido cuando él cambia de dirección y comienza a caminar de prisa, ella se ríe, se siente estúpida, no entiende que pasa, él toma un taxi y desaparece, ella regresa a casa con la sensación de haber perdido algo muy valioso.
III
Ah pensado todo el día en ella, llega a casa se tira en el sofá, calcula la situación y cae en la misma conclusión, va a la cocina prepara algo de comer y vuelve al cálculo de las probabilidades, ni modo no hay una, comienza el juego Cavaliers– Pacers, analiza cual sería la estrategia, planea la mejor jugada el problema es que a ella le gusta el futbol.
Piensa si es mejor salir a tomar algo con Gustavo y hablar de otras mujeres con las que anotaría de una, talvez esta noche podría tener sexo con alguna de ellas, luego se bañará, le pagará el taxi con tal de quedar sólo el resto de la noche y recuerda que después de todo eso volverá a pensar en ella, sabe que está en un jodido problema.
Tres horas después apenas y terminó unos pendientes, al baño y luego a dormir, en la cama no puede otra cosa que masturbarse, es lo que ha querido hacer todo el día, al final de cuentas esta chica es una masturbación diaria, a punto de empezar, suena el teléfono, un mensaje, ¿salimos mañana?, que sencillo, era sólo una pregunta, pero la hizo ella… y ¿si también ella llegó a la casa, vio el juego, pensó y calculó la situación, estaba a punto de masturbarse cuando se animó y lo invitó a salir?, ¡no!, ella sólo respondió a su sonrisa en la tarde, recordó la frase célebre de Milan Kundera: La coquetería es una promesa de coito sin garantía, no le gustan las promesas, ahora ella se masturba y él piensa la respuesta.