Me equivoqué,
de estación,
de tren,
de tiempo.
No me enteré que estaba perdida
hasta que todo empezó a ser molesto y doloroso.
¿Cómo pude soportar tanto tiempo en tu lugar sin ti?
no tengo ni la más remota idea, y la verdad,
no me gustaría equivocarme otra vez; estábamos en el mismo lugar,
pero tú no eras consciente de que yo iba contigo,
que te observa y admiraba a cada segundo,
que todos los días te esperaba para que platicásemos mientras nuestro viaje se desvanecía y nos hacía sentir cerca de tu destino.
Me obligué a bajarme, tú no tenías prisa, y yo estaba equivocada y rota.