Fe es saber que existe
el momento exacto
y el lugar preciso
en que todo parece perdido
y aparece una estrella errante
abollada por los picos.
Fe es ir despacio
pero con la mirada firme
el paso determinado
y el objetivo claro.
Fe es,
mirar a tus ojos
y tener la certeza de que todo saldrá bien.
Fe es,
mirar a tus ojos
y saber que jamás debo rendir mi lanza otra vez.
Fe es
mirar a tus ojos
y comprender aquello que no venía en el Catecismo.
Fe es
mirar a tus ojos
y comenzar a ver que tú y yo puede ser lo mismo.
Fe es convicción, espera, agradecimiento.
Fe es asomarme a tu mirada
y creer que,
en tu mundo insondable,
hay un hueco para mi.
Te doy gracias por ser
el regalo más inesperado
en el momento más oportuno
para recuperar mi fe.
Porque si algo sé
es que puede ser
un buen negocio:
y que la fe consiste, sólo,
en mirarte a los ojos.