Mis versos son esencia de gran metamorfosis,
en ellos hay rescoldos de dogmas tan antiguos,
quizás me digan muchos que suenan tan ambiguos
mas nuevos con antiguos hicieron la simbiosis.
Ideas bien extrañas metieron en mi mente
vivían cual un hongo metido en mi conciencia,
y como todo niño cubierto de inocencia
las cosas que decían creía ciegamente
Me hablaban de la gloria, de premios en el cielo,
de infiernos y castigos por ser desobediente,
que todos mis pecados limpiaba al ser creyente
que Dios en su grandeza sería mi consuelo.
Un día me encontraba leyendo a Vargas Vila;
Me dijo un sacerdote: Tu vida la destruye,
mejor la Biblia lee, manual es que construye
es canto tan sagrado que solo amor destila.
Leía, lo recuerdo, su libro Lirio Rojo,
pregunto con asombro ¿Que tiene de perverso?
Es obra tan sublime, con tenue y dulce verso,
que narra bella historia cubierta por abrojo.
Me dijo bien austero: Conduce a lo malvado,
aquel que se suicida tendrá castigo eterno,
por siempre ha de quedarse sufriendo en el averno,
que nunca del castigo ninguno se ha salvado.
El consejo retuve de su Biblia leer,
sus hojas predicaban la ley sometedora
y supe en ese instante que es muy perturbadora
queriendo su enseñanza con miedos someter.
Leía todo aquello que mi alma despertara,
las mentiras oía de \"los santos varones\",
pensé en aquel momento, no someterme a guiones;
y ser humano y noble sin dios que me premiara.
Autor: Aníbal Rodríguez.