Araceli Vellber

29.

Pésame

en ese grado de ingravidez

que me otorgan tus besos,

en la mirada a nácar de tus ojos.

Me sostienen levemente tus sueños,

mídeme a lo largo de mis palabras y textos,

acaricia cada tilde,

lámeme cada coma,

muérdeme en los puntos suspensivos

y acuéstate en los finales,

conviérteme en tu sujeto

que yo seré tu predicado.