Jhon Deivy Torres Vidal

PORTAL ADAMANTINO

Salimos y aquel suelo adamantino

hería con sus haces nuestros ojos fijos.

Caminamos y un susurro cristalino

ascendía en espiral al tenue oído.

Nuestra piel era distinta, el aire era distinto,

angosto en nuestros pechos se alargaba el camino.

Nuestra sangre saltaba, se doblaba en los filtros

de las rocas gigantes que erigió nuestro instinto.

Nuestras venas bullían y trenzaban sus filos.

Un llamado imperante, un profundo estallido

azotó nuestros pasos...y de nuevo salimos.