Eremita de Castilla
y de la alta Extremadura,
eres tú...
Pedro de Alcántara,
santo
de esparto y fuego,
hombre de gracia
y agua,
pequeño, enjuto...
de tez morena y de aceituna,
por tus amores
en sus loores...
de corazón noble
y apasionado,
el día de tu deceso
el mundo quedo
huérfano...
herido
en su brocado,
mas las zarzas
aún exhalan...
el lánguido aroma
de tu costado.