Cuando respiras sobre mi piel,
despiertas uno y todos mis ayeres
que se vuelven insaciables en ti…
Eres como esos círculos
de luz inesperada
que a veces surgen de la soledad,
para invitarnos a nacer…
Porque tu sed no sabe morir,
cuando me bebe toda
en las infinitas lealtades del amor.
Comprendo que la vida
es un abrazo desabrochándose
sobre este pecho compartido:
Inexplicable pecho del amor.
Por eso a veces creo
que tú no estás aquí,
sino en todo, en todo
lo que nacerá mañana.