Dulcísimo extremo de tu piel
tus dedos son largos caminos hacia las cosas.
Así,
habituadas a maravillarlas cuando las acaricias,
poco a poco se adornan de día;
pero si los llamo,
las noches los vuelven espacios ungidos
para nosotros imprevistos.
Tus dedos están o se ocultan,
albergan secretos de amantes,
ignoradas ponencias en la vida,
y fuertes nudillos con los que golpeaste
aquella puerta que no se abrió, ¿recuerdas?
Te regalo azahares para que los toques,
viejas estrellas que quisieron reencarnarse,
tierra blanca para tu tacto blanco;
además, ciertas preguntas que no están en mis labios,
y sobre todo la efímera noche de mayo en que tus manos me tocaron.
En el pudor de mi pobreza y tu cita,
la caricia que hoy evoco
es sólo la inútil cacería de un horizonte en vuelo.
GuillermoO
Direc.Nac.del Derecho de autor