Mi vida ha sido como un viaje en
alta mar.
Me han sorprendido torbellinos,
tormentas, huracanes y
olas mortales.
En incontables noches solo he
visto nubarrones sin estrellas y
el vacío inmenso de una
expansión misteriosa.
Pero en las horas cruciales,
cuando pedazos se hace la
frágil barca,
una providencia me salva.
He sobrevivido al terror,
a la desesperanza y a
presagios malditos.
Ahora, no solo sé que algún
día alcanzaré un
resplandeciente puerto,
sino que estos espantosos
desafíos han alargado
la confianza, la firmeza y
una inquebrantable
seguridad en mí mismo.