Bella dama,
que el caminar
puso en mi destino
y con un golpe de deseo,
por una sola noche,
detuviste mi camino.
Con el verso ausente...
las ondas musicales
de tu pasion encendida,
dieron calma
a mi anhelo.
Tus labios, tu lengua
y tu piel profunda,
con la magia
de una danza candente,
encendieron mi fuego
mas ardiente.
Las estrellas alborozadas
pintaron en el cielo,
una constelación nueva,
así como sus tenues rayos,
jugaban con su luz
en mi noche,
de tu dulce magia.
Cuando asomó
con la sangre del alba el lucero,
oyo cautivado y celoso,
la musica ardiente,
que tu suspiro entonaba.
Estaban en el olvido,
poetas, poesias...
y románticos ensueños...
Reinaba feliz,
la sensualidad desnuda
y vibraban dos lenguas,
en acordes de placer.
Una sola noche,
viví el delirio en tus brazos
y solo lo erótico existía,
volando en danza de colores.
Tu pecho sintió
el palpitar alocado del mío,
que en estallido sucumbía.
Todo volvió a comenzar,
mientras se teñia de rojo el cielo;
y a su color disputaba fulgor,
el fuego del apasionado arrebato.
Nunca olvidare esa sola noche,
en que me diste
celestiales amorios sin amor,
celebrando la pasión
una y otra vez...
con ansiosa devoción.
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J.M..