Dios eterno
Mi Altísimo Señor.
Eterno amigo de mi vida.
Tú que siempre me acompañas.
Tú que eres siempre
parte del bálsamo de mi existir.
Tú que estás detrás de mis pasos.
Tú que me cuidas.
Tú que me escuchas.
Tú que me consuelas.
Tú que me adviertes.
Tú que me enseñas
a soportar mis tristes fracasos.
Tú que me alientas a continuar
en esta vida.
Tú que me haces arrancar
pausadamente todas las amarguras...
y seguir teniendo Fe.
Cómo he de dejar de agradecerte,
si Tú siempre estás a mi lado...
Aunque yo no te vea...
Pero sé que me acompañas,
vaya donde vaya.
Esté donde esté...
Tanto agradezco tu amistad,
tu amor hacia los seres...
que tanto te necesitamos.
Cómo no he de arrodillar ante Ti
para agradecer lo que haces por mí.
Cómo no derramar lágrimas de alegría.
Cómo no he de amanecer
sintiendo la felicidad
de sentirme vivo.
Tú que me enseñas a perdonar.
Tú que me induces aceptar
los goces espirituales
que tu maravillosa mano
coloca sobre mi cuerpo,
y me transforma
en un hombre agradecido
de la vida.
Sabiendo que me acompañas,
mis lágrimas de dolor
haces desaparecer,
brotando las lágrimas de la alegría.
Tantas veces te he dicho
que te amo.
Y he de decirlo todos los días
de mi existencia...
porque confío en Ti.
Sólo te he visto en sueños...
¡Cómo quisiera abrazarte!
Sentir el latido de tu corazón.
De tu respiración.
Escuchar tus palabras...
Sé que mucho te pido.
¡Me conformo con todo
lo que me otorgas...!
Derechos reservados de autor
Hugo Emilio Ocanto
25/02/2017