Nunca había escrito sobre el, siempre conservado en la esquina inferior y a veces tácito e invisible en las páginas de mis dias, hasta que una noche me descubri con la extraña necesidad de regalarle mi pecho, mi regazo y cariño...
La extraña carencia de su voz junto a la mia, me descubri queriendolo, anelandolo.
Queriendo salir a buscarlo,corriendo, para acostarme a mirar las estrellas en su brazo, que me contara el duelo que se calla y lo oscura y magnifica que es la vida; que me buscara entre el asombro de su piel sobre la mia