Iba el otro día muy temprano caminando
con la mente en tristes versos
con los pies en verdes prados.
De pronto pasó a mi lado
un lindo niño saltando
y susurró en mi oído
un verso, un secreto y un canto.
Recitaba nuestras vidas
nuestros poemas amargos,
nuestros pétalos sin flores
y nuestro Sol sin verano.
Me dijo que no sabemos
vivir sin miedo al pasado
y tornamos el presente
en futuro asegurado.
Y todo esto que decía
me lo decía cantando.
El niño se fue riendo
y yo me quedé llorando.
Su secreto era un murmullo
que en mi mente se ha quedado:
\'\'Sólo perdemos las cosas
que nunca hemos encontrado\'\'.
El niño se fue riendo,
y yo me quedé llorando.