La dama luna gentilmente me obsesiona y atrapa…
aunque sé que con muchos otros poetas me engaña.
Es un misterio grande, inefable… se entrega toda a mí
aunque sé bien que me es infiel con amores sin fin.
La dama luna es mi hermosa compañera, mi hermana,
y con un total e infinito gozo de estrellas me ama.
Es cómplice silenciosa de ilusiones y anhelos,
siempre presente, adorna mis sueños más bellos.
¡Luna en Acuario, con aire de ensoñación me hace fluir!
¡Si estoy sedienta y en bajamar logra mi sonreír!
Si mis playas noctámbulas se agostan y secan,
con sus aguas plateadas a mis estuarios refresca.
Amiga de mi noche, me habla en un lenguaje silente,
en un coloquio de amor interminable, luna creciente.
Disminuye el dolor de la ausencia con su luz brillante…
con su sola presencia amable, luna mía, menguante.
Al verla colgada en el cielo nocturno, pura y feliz,
la dama luna me habla a mí y también te habla a ti.
Es un lenguaje bondadoso y secreto entre los dos…
¡Ella te cantará mi nuevo, creciente y pleno amor!
María Teresa Ruíz Rentería © Todos los derechos reservados.