Toma a la mujer,
deshoja su vestido,
borra el maquillaje,
avéntale el perfume.
Olvida sus medidas
e ignora sus arrugas,
escúchala en silencio
y acoge su lamento,
sus miedos,su alegría.
Tomale las manos
y piérdete en sus ojos,
comulga con su aliento
y abrázala hasta fundirte en ella.
Solo cuando su historia sea tuya
y vuestras lágrimas recorran el mismo lecho,
solo cuando su ausencia te corroa el alma,
cuando el tú y el yo muten en nosotros,
cuando el futuro se conjugue a dos voces
y el pasado se reinvente en sueño, solo entonces
podrás decir que la amas y te ama.