Allá quieto en la colina…
germinado sin labrar
tronco fuerte, tez adusta
un gallardo en tanta paz…
Savia brava por tus venas
no te has dejado llevar
no pudieron derribarte
ni las llamas, ni alguien más
Tempestades tu has visto
has sentido el suelo temblar
máquinas de un mefisto
amenazaron tu respirar
En tus brazos multiformes
seres encuentran la paz
en las sombras que proyectan
el descanso encontrarás
Te respetan, te admiran
un paladín a considerar
tu sabiduría muda
muchos no entenderán
Eres silueta en el horizonte
algo distinto en lo terrenal
un adalid de algo sin nombre
un refugiado de lo celestial
No serán las alimañas
ni algún rayo que sonara
será el tiempo tu enemigo
el que al fin te vencerá
Ahí aislado de tus compadres
nadie nunca comprenderá
tu soledad es tu alimento
tu estampa al viento, un ideal