Tras flechas encubierto en parapeto,
moratoria en declive, llegó el fin.
En sábanas los celos y un secreto,
dos bocas entregadas en festín
olvidan razonar vana existencia:
que al plexo abandonara un querubín.
Bajo el manto juramos permanencia;
distraídas las aves en parvada,
al eco de insaciable reticencia,
sentaron a escuchar mientras te amaba.
Fue delirio insensato de emociones,
un jugoso fraseo fertilizaba
tu corazón abierto a mi pasión...