Daira Hernández

No confíes en los suspiros.

No confíes en ellos, son fríos, queman, son amargos dejan un mal sabor al alma, son deshonestos, son mentiras, veneno.
Si de repente suspiras, lo único que me vienen a la mente es correr, huir de ti hasta perder el aliento.
Los suspiros son un desperdicio de oxígeno y de esperanza, no puedes confiar en ellos.

No tienen ningún propósito ni justificación más que el fracaso, la decepción o el aburrimiento, son tristeza, son gritos ahogados en egoísmo.

Si vas a creer en un respiro de esa clase, sería única mente para notar tu falta de atención o de optimismo, de otra forma, no sirven para nada más que para dar malas noticias.

Son cansancio, depresión, ellos suplican, necesitan, desean, duelen, apuñalan atrofian y están rotos, corazónes, rotos, vidas, rotos, sueños, suspiros rotos.