Quedó como estigma
sangrando por siempre,
ese aciago día
que debí partir,
arrastré mis penas
hasta el aeropuerto,
creí que me iba
a un gran...porvenir.
No fue una huída
cargando con todo,
pues en esa ida
quedó lo mejor,
barrio, novia amigos
raíces muy hondas,
y mi primer poema
en un...paredón.
Corrí por el mundo
logré muchos triunfos,
mujeres muy bellas
bullicio sin fin,
y en esa melangue
de andar muy ligero,
perdía de a poco
todo...lo que fui.
Un día de esos
paré la pelota,
haciendo un balance
de lo que logré,
en ese recuento
de rodar sin rumbo,
la voz de mi mente
me dijo...volvé.
que no vale nada,
tener buena pinta
y billetes de a cien,
le rendí examen
a la diosa vida,
y me dijo muchacho
es duro...aprender.
Así se termina
la gran aventura,
con el alma toda
que pide perdón,
por pensar que era
un maestro en todo,
mi soberbia me hizo
creer que era DIOS.
Boris Gold (simplemente…un poeta)