Heliconidas

Te diré...

Te diré… ya no deshecho
el recuerdo de tus manos
acariciando mi pecho.
¡Remordimientos lejanos!

Ya abatida la esperanza,
después del hoy y del tiempo
leve, vuelve la añoranza
vacilante del destiempo.

Torna la vaga memoria
de aquella noche primera
que se consagró a la euforia
de un amor en primavera.

Busco aún tu blanco brazo
desparramado en el beso.
La flor de cálido abrazo
de nuestro fervor obseso.

La verde luz de tu mirada
y tus ojos almendrados,
fueron lágrimas negadas.
¡No pude ser tu pasado!