Una làgrima cae
pero no sin antes recoger de su alma
el triste olvido.
Olvido sin adioses,
olvido desgastado por lo irreal
por el espejismo.
Recoge las cenizas
del fuego de una hoguera,
lista para sucumbir.
Se ha derretido
con làgrimas congeladas
por el tiempo impaciente.
El dulce de su calor
ya no se percibe,
el aroma es de tristeza al llegar la noche.
Monaserratt Casteleiro/Akacia