Ezer Cohen

EL QUE SE FUE

Prisionero de lo inexorable, ya estás quieto.

El calor o el frío ya no te arañan.

Ya no podrás elegir tu nuevo escondite.

Las aguas de tu río se estancaron

Cuando menos lo esperabas, y menos aún deseabas.

Tu cantar ha desaparecido en la vorágine de otras vidas.

Apenas pudiste atisbar la fugacidad de tu momento.

Sumido siempre en unos sueños sin razón.

Hoy eres sombra de ti mismo.

Sombra lejana, que se desdibuja en el olvido.

Aunque tú no lo sabes, el mármol te retiene

Con una fecha y un lugar, dejando a las mariposas

Que te visitan, solamente pensativas.

Alguien quiere creer que andas deambulando por las montañas.

Fuerte como el fuego: libre del dolor para siempre.

Pero ya solo eres un sueño de los sueños.

¿Querías resistir el paso del tiempo?

Ese tiempo que clavó en ti la garra de sus números,

La gran falacia de una humanidad que sueña con

Ser inmortal, aferrándose a una vida dejada.

Ese tiempo que detuvo en tu rostro su movimiento continuo.

Se dice que siendo universal no tiene fin,

Pero sí lo tuvo para ti, llevándote al polvo de tu destino.

Si eres, no puedes escapar, pues la piedra te lo impide.

Si no eres, solo te cabe preguntar ¿Para qué fui?

Si eres, escucharás con deleite el gorgoteo

De los pájaros que te acompañan.

Si no eres, engólfate obnubilado en tu silencio para siempre.