¿Hasta cuándo Quisqueyanos?
Yo, al igual que tú, llevo en mi pecho una ilusión
He soñado con pasión, ser libre por derecho
Sin temor de que al acecho, sea yo víctima de un maleante
Que me elimine en un instante y no me deje morir en mi lecho.
Cualquier día, de la nada, pierdes lo más apreciado
Porque un maldito desgraciado se cruzó en tu camino
Poniendo fin a tu destino, dejándote malogrado.
Yo, al igual que tú diría, veo la vida sin valor
Siento que es mudo mi clamor, pues nadie escucha mi agonía
Como tú, padezco día tras día, una triste realidad...
Mi país es una calamidad, y a mis autoridades no les incumbe.
La delincuencia es la costumbre, y es un baluarte la maldad;
Veo cultivar la impunidad, y a mi pueblo cosechar podredumbre.
Los políticos se reúnen en cumbres y degustan de un buen vino
Mientras yo en el camino con un asalto me encuentro
Que me arrebata en un momento hasta la vida de cuajo
Mientras caigo boca abajo sin que se escuche mi lamento.
Cada cuatro años a las urnas voy decidido
Con el deber comprometido de allí librar mi batalla
Mientras yo grito, mi igual calla vestido de indolente,
Pues la corrupción lavó su frente y su voluntad ha comprado
Con los impuestos que yo mismo, al estado he pagado.
En mi boca queda el sabor de una amarga impotencia
Que me roba la paciencia y me llena de dolor
Y es que es en vano la labor que cada día realizo
Mientras un senador satisfizo hoy otra ver su ambición.
Robando sin compasión lo que a mi pueblo pertenece,
Haciéndonos pagar con creces una mala decisión.
Recuerdo aquellos años ingenuos de lo que llamamos infancia
Escuchaba yo, con ansias a unos humildes maestros
Que me hablaban de lo nuestro, de un señor llamado Duarte
Que dio todo de su parte para entregarme una nación
Que hoy los políticos, sin perdón se repartieron por partes.
¿Hasta cuándo, Quisqueyanos? ¿Hasta cuándo aguantaremos?
¿Cuándo pondremos frenos? ¿Cuándo empuñaremos las manos?
¿Cuándo lucharemos como hermanos por una patria decente, donde vivamos como gente y no como serviles humanos?