Sus manos reverdecieron
con nuevos sueños
cuando le encanecieron
sus negros cabellos.
.
Sus negros cabellos
vestidos de traje blanco,
lucen nuevos destellos
de color plateado.
.
De color plateado
como chispitas de luna
que en el cielo estrellado
a veces fulguran.
.
A veces fulguran
sus manos y su cerebro
aunque sus mejillas sin tersura
ya envejecieron.
.
Ya envejecieron
y tal vez sin quererlo,
sus manos reverdecieron
con nuevos sueños.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela.