Sin nobleza y osadía,
Robé un beso de tu boca,
Y de suma cobardía,
Oculté el porqué de eso.
Y si me llamas y preguntas:
“¿Qué harás después de esto?”
Yo con risas de disimulo ocultaré rojas mejillas,
Rogando porque el tiempo vuele,
Cuando ocurren éstas acciones,
Que sin justificaciones,
Provoqué de atrevida.
Luego, poco a poco, trataré de zafar,
De dar media vuelta y ¡Por Dios escapar!,
Huir de tu mirada, esos ojos de alquitrán,
Que miran rebuscando respuestas con afán.
¡Viles son tus ojos que no dejan respirar!
No dejan apartar los míos y me dejo encantar,
Y lentamente sucumbo ante el vislumbre de cristal,
Aquel que evoca pasiones que derrama en caudal.
Sólo un beso fue, fue y nada más,
Deja que tu doncella se pueda retirar,
Olvida con el viento ¡Trata de olvidar!
Fue mi descaro a tus labios mancillar.
Y dando la espalda me comencé a alejar,
Apurando el paso, las piernas empezaban a flaquear,
Los brazos cedían, las manos a tiritar,
Si podría hasta un susurro a mi cuerpo desdoblar.
Pero escuché una carrera de pasos, un frenesí, un trotar,
Y siento que tus manos a mi cintura, sujetar,
Cuando menos lo espero, tu boca mancillar,
Ahora la tuya mancilla la mía, con dulzura y melar.
27/04/10