RECORRÍ
Recorrí tú epidermis
con mi dedo corazón
hasta tu alma,
a cambio,
sólo recibí quejidos.
Ahora,
quisiera encontrar el camino de vuelta,
para entra por el iris de tus ojos
caminar por tus entrañas
hasta las más escondidas de tus células,
refugiarme en ellas
y poder sentir la ilusión del amor,
participar de la explosión del placer
y abrazar tu interior,
querer contemplar desde tu cornea,
ver que ofrece una rosa en la mañana,
al bañarse, en el diluvio del rocío,
que la noche fabricó.
Proponer un latir certero del corazón,
que palpite a un ritmo de felicidad,
pausado,
para encontrarme prisionero,
y poder acariciar el aire…
que mis besos puedan llegar a esa rosa,
pálida, que atravesando el color de tus ojos
le traslade el color de miel de ellos,
y viva al calor del sol de la mañana.
Hoy hemos sobrevivido,
a la tentación de locura,
que contrae el amor,
ordenando mis caricias,
sobre tu piel,
que se me hace,
cual terciopelo suave.
Guarda tu alma,
en caja de ébano, con taracea de nácar.
Roberto J. Martin