Tú me robaste a mí un beso.
Y no digas por ahí
que el beso te lo di yo
¡Devuélvemelo, gachí!
Cierto es que fueron mis labios
quienes mordieron los tuyos
pero fue bajo amenaza
de tus sacais ¡ay, capullos!
Un asalto en toda regla :
clavaste en mi primavera
tu mirada, yaque negro.
Yo, con los brazos en alto,
yo, víctima de tu asalto...
¡Ay, Debla, cuánto me alegro!
A Constantino Tino Tovar