No me importa que pises mi retrato
¡allá tú y tu problema de conciencia!
jamás has de lograr pase un mal rato,
por mucho que lo insista, tu alegato
no acabará colmando mi paciencia.
Ni podrá socavar mis convicciones,
duro soy de pelar. Que tu insistencia
así sea no atienda a mis razones
e intente limitar nuestras pasiones
no ha de lograr marcar su pertenencia.
La rosa del jardín con su ternura
atenta va mostrándonos su ripio,
no puede comprender nuestra tortura,
para al fin ya aceptar no tiene cura
pues marcaba el final desde el principio.
Que el camino fue un simple garabato
trazado con la mano temblorosa
de un cardo convertido en una rosa,
aventura que no tuvo un sustrato,
el tiempo que duró el cavar la fosa.
©donaciano bueno
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