Por ahora no podre mirarte a los ojos
Esos que hipnotizaron mis largas horas
Como me escurrí en tus fuertes manos
Dedos peregrinos en mi cuerpo fueron
En el panteón del recuerdo sepultamos
Los largos y furtivos besos que nos dimos
Extrañando amadísimo, perverso extraño
El escrutinio de nuestros cuerpos mojados
Y si en nuestros caminos nos encontramos
Haremos el amor como siempre deseamos
Sin los eslabones de las conciencias gastadas
O el temor de miradas ajenas en la comarca
Te amare por siempre mi ardiente amante
Pues en tus brazos conocí la gloria celeste
Me llevaste por senderos lucíferos y silentes
Saturaste el vacio de mi humedad insurgente
Y por lo pronto te veré desde mis pupilas
Con el magno amor que te brindé mi vida
Me despediré mil veces aunque me duela
Ingrata quimera que fuiste de mi existencia