EL FUEGO no se apaga y las colillas
son fisonomías de sangre vertida por un ser
canallesco, radicalmente lastimado y apagado,
infecto y desquiciado, subordinado por ley
a las inexactitudes de los inicuos.
CRIMINAL que guarda un secreto oscuro:
Esta noche volverá a salir en busca de raza,
de arterias fácilmente sangrantes,
de prostitutas sin cama ni anhelo;
esta noche –ya lo he dicho- el grito del machete
se escuchará en Oriente y en Poniente,
bajo la almohada de los sordos,
dentro y fuera de una cópula
sumamente fosca.
CRIMINAL porque algunos le llevaron a ello:
Seres ineptos, corrompidos, ávidos de pecado…
La sensación del chillido es sensación de “lobo entusiasta”;
nadie ni nada podrá arrebatarle el gusto de enclavar
su ferviente daga a la dama que es zorra,
al pudiente que es pederasta,
al violador que es se dice “afectuoso”.
El criminal se flota las manos
junto al fuego de mayo,
y sus víctimas sonríen vulgarmente,
ya que la ignorancia es demasiado atrevida.