El futuro lo inventó
la gente de antes,
esa gente que yo nunca conocí.
Sus razones anteceden a las mías;
si las conociera,
recordarlas, seguramente letanías;
si las viviera,
seguro, aquellos sean mis días.
Solo unos cuantos años fueron inventados
para mí.
En este punto del trayecto,
mi mirada carga
los cerros erosionados
y las colinas que he subido
han bajado de su estrado
y hoy retornan hacia aquí.
Con sus bárbaros encajes otoñales,
con sus escorrentías, con su embiste
arrastrándose por el pasado,
reviviendo de orilla a lado
cada arista con deparo hostil.