... y un río de rimas claras
baja fresco por valles y quebradas
llega dulce su agua
bautizando la florida alborada.
El sol calienta su cauce
y las lágrimas de su andar
cristalinas, salpican al cantar
a su verde orillo, que seduce.
El tiempo es su testigo
de su senda, de sus brazos
los que bajan al abrigo
de sauces y peñascos.
La luna, enamorada
se baña en su lecho
hurgando su arcano secreto
entre arenas y cañadas,
y con sus trenzas plateadas
queriendo besar su boca
juega en sus cascadas
en el mar azul que le invoca.
Autor: Jorge Aimar Francese Hardaick
- Argentina - 28-02-2017
Derechos reservados del autor (*)
Blog \"MIS PENSAMIENTOS\"
http://crisfacu.blogspot.com.ar