Me has pedido prestado,
y el permiso se te ha concedido,
con la condición de que me trates bien.
Y has dicho que sí.
Aquí estoy.
Soy todo tuyo.
Y en nuestro encuentro diario,
en la puerta del café mercantil,
con un furtivo beso,
hemos iniciado la unión.
Yo borracho, tú copera.
Víctor Hugo:
Los miserables os pedimos vuestra bendición.