Estoy en vos, estás en mí
como si fuéramos parte
de una misma llave,
que abre los confines
de nuestros deseos,
los cuales
desatan, un amor sin fin.
No hace falta rezar un credo
ni ser santa o santo
para tener un amor casto...
Cuando brota un puro amor,
las miradas son limpias
y denotan candor.
Hay un intenso fuego
aún cuando los labios apenas
se rozan...
Las almas brillan
cual diamante de gran pureza.
Cuando hay un verdadero amor
solo el amor de Dios, lo supera.
Adolfo César Marcello
Seudónimo: Nazareno
Tucumán - Argentina