Sería un mal error
vociferar la huida
que en parte fue...
lo más hosco de mi ayer.
Me ahuyenté de ti
del ánimo arisco de tu ser
en el suplicio en que grité
sus últimas apetencias.
Y tú mujer, pérfida y cruel
fuiste reacia a la lágrima
y esparciste en mal ajeno
lo que jamás se escribió.
.
Fué un juvenil torbellino
lo que me hiciste sentir
lo que rompió las amarras
lo que no existió para tí.
Y fue su atadura confusa
la de palabras mudas
que no pude abrir.
.
Cómo discernir lo agrio
de las cálidas brumas
si ya advertí su ánimo
y escondí sus fangos.
No pareció necesario
el narrar su olvido
sin captar ni escribir
una extraña soledad.
.
Solitud... del destierro
del que no cité ni sus versos
y si la aludí de mi estrofa
que desnuda y que la arropa.
Y sentí como ensaña la huida
sin hallar tranquila mi vida
Y le ofrecí parte de mi vida
sin poder alargar su huida.
*
Enrique Tamayo Borrás
más en: www.poemastardios.com
Registro de propiedad intelectual.
© 2017 Safe Creative.